La mentalidad de equipo nace de la creación de un nuevo ser constituido por muchas mentes, emociones, almas, pensamientos, historias y vivencias. Estas partes necesitan ser reconocidas para que la persona se sienta parte de esa nueva esencia grupal creada.
Hablamos de empresas. Hablamos de estudiantes. Hablamos de deportistas. Hablamos de personas. Y de tanto hablar, hablamos demasiado. Mucho se está comentando en los últimos años de qué es lo que necesita un grupo para poder fortalecerlo y, a la larga, alcanzar objetivos comunes. No hay trucos. No hay nada que te pueda decir que realmente vaya a funcionar por arte de magia. No hay pociones.
La gestión de equipos es, hoy día, una necesidad clave para poder sentirse parte de un grupo de personas. Es ese momento en el que las mentes de los individuos se ponen a merced de una mente de equipo, superior a todos ellos y a la vez enraizada a cada uno de los participantes. Y para mí este desarrollo es un día a día, es un hecho, es una acción a la que decidí en su día llamarlo minding-team. Y de aquí extraigo el trabajo de la mentalidad de equipo, de la creación de un nuevo ser constituido por muchas mentes, emociones, almas, pensamientos, historias y vivencias que necesitan ser reconocidos para sentirse parte de esa nueva esencia grupal creada. Al hablar del término minding hago referencia no solo a la parte mental de las personas o el equipo sino a todo un conjunto de parámetros que definen el comportamiento de una persona. Ahora bien, ¿qué aspectos he vivido en base a mi experiencia que considero pueden ser útiles para fortalecer una cohesión de equipo y trabajar desde el Minding-team?
1. Un desarrollo de la mentalidad del equipo precisa, primero de todo, un desarrollo de todos aquellos aspectos personales que influyen cuando tratamos de socializar o liderar un equipo. Es el primer paso para una conexión con el minding-team y un fortalecimiento de las relaciones personales.
2. Gestión emocional. Sin habilidades personales de gestión emocional, el liderazgo difícilmente será eficaz. Y las sociedades están avanzando en este aspecto ya que precisamos, cada vez más, de una conexión emocional con nuestros allegados, compañeros de trabajo o incluso competidores. Esa conexión crea unión y fortalece la visión personal y grupal.
"Del sentido común no me fio mucho ya, viendo lo visto en nuestras sociedades."
3. Humildad. Vulnerabilidad. No esconder aquello que somos o allí de dónde venimos. Aunque seamos líderes de un equipo, somos humanos y también vivimos cosas de humanos. No nos creamos super-héroes, tipos duros o super-woman. Relacionarnos desde ese estado ficticio conlleva una visión plastificada de nuestra realidad, falsa, arrogante e incluso generadora de desconfianza. Tengo la suerte de empezar siempre mis cursos explicando parte de mi historia personal que más me ha marcado. Una historia, dura para muchos, que me permite estar aquí y que me ha regalado todo este gran aprendizaje que ahora comparto en mis conferencias. Y es ahí donde el mind-team, la mente del equipo, se conecta a la gran mayoría de individuos y de la cual nosotros somos los que la empezamos a engranar.
4. Escuchar, ver, sentir, pensar. Liderar un equipo implica ser capaz de ver todas las necesidades que un grupo (y sus individuos) necesitan. Para ello, debemos procurar tener feedback constante de los participantes y de esta manera poder ir moldeando el mind-team. Y lo fácil es sólo fijarnos en lo que se dice…aunque sabemos que realmente la gran mayoría de información no proviene del canal oral. Lenguaje corporal, lenguaje emocional e incluso el lenguaje en sentido de humor son clave para entender y sintonizar con los individuos.
5. Prevenir posibles conflictos. Los conflictos y malentendidos son constantes en muchos equipos de trabajo. Algunos de ellos parecen inevitables y, como líderes de equipo, no podemos estar en todas partes a todas horas. No se trata de eso. No va por ahí. La prevención de malentendidos o conflictos surge si se hace un trabajo eficaz con el equipo y con los individuos previo desde la observación en todos los puntos que conforman la mentalidad del equipo. Y aun así, hay situaciones en las que nos encontramos con momentos incómodos. En las siguientes entradas explicaré de qué manera podemos gestionar conflictos en equipo.
Muchas veces se habla del sentido común para poder gestionar equipos. De ese sentido no me fio mucho ya, viendo lo visto en nuestras sociedades. Debemos ser conscientes de que, si tenemos 11 jugadores, trabajadores o participantes en una sesión formativa, debemos tener en cuenta 13 mentes, 13 formas de pensar, 13 aspectos emocionales, 13 valores y 13 estados de ánimo. No nos podemos olvidar que la energía del grupo crea una persona nueva, nuestro número 12. No nos podemos olvidar que nosotros somos el número 13.